Como últimamente no tengo tiempo de leer cosas que no sean académicas cuando terminé exámenes la semana pasada una de las cosas de las que más ganas tenía era de coger un libro que me gustara tanto tanto que no pudiera dejarlo hasta terminarlo.
El riesgo es que, como todos los que leemos a menudo sabemos, no todos los libros que empezamos enganchan así y especialmente si somos exigentes con el estilo en el que están escritos. Sí, vale, un best seller engancha pero si leemos La Sombra del Viento en voz alta suena así. El otro riesgo es que después de un trimestre de trabajo leer algo demasiado bien escrito (si existe tal posibilidad) tampoco es lo más apetecible. Es decir, hubiera sido imposible ponerme a leer a Proust en 5 días de vacaciones, tampoco estoy loca.
Guillem y Lucía habían estado hablando de Amelie Nothomb durante las últimas semanas y como no había leído nada suyo y me fío a ciegas del criterio de ambos fui a la biblioteca a coger el que Guillem dijera que tenía que coger. El resultado fue "Ni de Eva ni de Adán", cortito que si lo bueno es breve, dos veces bueno. El libro, autobiográfico, narra como una estudiante de filología vuelve a Japón-donde ya había vivido de pequeña- para practicar el idioma y en principio quedarse a vivir allí y mantiene una relación con un alumno suyo de francés (ep! solo un año menor que ella). Parece aburrido pero la verdad es que está bien escrito y la narración es suficientemente ligera como para leerlo del tirón. Yo tengo algo en contra de los libros escritos por occidentales ambientados en oriente porque me da la impresión de que no entenemos la cultura asiática ni sus normas sociales por lo que los libros siempre acaban basados en estereotipos. Pero también tengo un problema con los libros de autores orientales abientados en oriente porque no los termino de entender. (léase Murakami o Yoshimoto). Sin embargo, esta novela es diferente porque al estar narrada desde el punto de vista de una occidental sus percepciones ya sabes la perspectiva que tienen y sabes que son subjetivas. Ahora, este libro me ha hecho querer leer algo de Mishima, así por curiosidad.
Una vez cogido el ritmo ya no cuesta tanto seguir leyendo, así que cuando lo terminé empecé "En Tierras Bajas" de Herta Müller. Tenía el libro en mi biblioteca desde que ganó el Nobel de literatura hace unos años pero como son relatos cortos (de unas cuatro-cinco páginas cada uno) no me decidía a leerlo porque no me gustan nada los relatos cortos. Sin embargo, el estilo es brillante, la elección de palabras es clara y cortante y la verdad es que el relato es bastante desgarrador. Los relatos describen la vida en al Rumania de Ceaucescu, el hambre, las consecuencias de la guerra, la pobreza y la falta de libertad de una forma devastadora a través de los ojos de la autora como niña.
Ahora, después de estos dos grandes libros he empezado "Stallo" de Stefan Spjut y de momento os puedo decir muy poco, además de que no está traducido al castellano y no hay previsiones de que vayan a hacerlo. El libro es un libro de fantasía folklórica sueca (o más bien lapona) y misterio que narra la historia de un niño que es secuestrado en el bosque en circunstancias que llevan a dudar que el secuestrador sea humano. Mi madre lo leyó hace unos meses y insiste desde entonces que tengo que leerlo y en las 20 páginas que llevo no me estoy arrepintiendo nada. Cada descripción me traslada al pueblo donde pasamos las vacaciones con los cinco sentidos e incluso en el tiempo a cuando leíamos los cuentos ilustrados por John Bauer. En vistas de lo lento que leo en sueco, lo largo que es el libro y que ya ha empezado el tercer trimestre no veo que vaya a acabarlo en el corto plazo, así que cuando lo termine ya os contaré.