El fin de semana pasado fue bien agradable y completo. El viernes después de clase nos encontramos, por fin, las tres y fuimos a comer juntas a Brunch & Café (ensaladas, postres, café muy muy recomendables), en la calle Enric Granados. Luego convencimos a Natalia para que no fuera a clase y nos fuimos a pasear y mirar tiendas. Tenía mucho mucho mono de amigas porque últimamente, entre que tenemos los exámenes en fechas distintas y las tres estamos liadísimas no coincidimos nunca.
El sábado por la noche, después de cuatro años de espera, Sigur Ros volvieron a Barcelona y como hace cuatro años Esteban y yo apenas nos conocíamos y estabamos solo empezando no fuimos, pero esta vez yo no me lo iba a perder por nada del mundo. Y menos mal. Fue un concierto espectacular lleno de impresiones y sensaciones que creo que solo puede entender alguien que los conozca y los haya visto en directo también.Las fotos son malísimas y en todas se aprecia la cabeza de un chico muy alto que me tocó tener delante, pero bueno... creo que la idea se ve.
Debería ser obligatorio que los fines de semana fueran fines de semana de verdad... Yo almenos estas semanas de poco trabajo pienso tomarmelo al pie de la letra.
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