Saturday, 6 October 2012

The Tallest Man on Earth

No se puede decir que sea una persona muy musical... tengo muy poco conocimiento y una forma de apreciar la música un poco aleatoria y poco fundamentada, pero hay grupos que pertenecen a mi lista de grupos. Son aquellos cuya discografía he escuchado entera y he disfrutado. No necesariamente me parece bueno todo lo que hacen, pero hay cosas que han hecho que han significado mucho para mi. Canciones que me han acompañado durante largas temporadas y han marcado etapas enteras. La lista no es muy larga...Queen, Love of Lesbian, Sigur Ros, The Swell Season, Imogen Heap, Thomas Fersen, Maga, Antony and The Johnsons, Sui Generis, The Kinks, Crystal Castles, The Sounds, Nina Simone y The Tallest Man on Earth. Todos significan cosas diferentes pero bueno, me han hecho buena compañía.

Muchos ya no es posible verlos en directo y aunque se pudiera no sería lo mismo que lo que significan para mi, otros, intento no perder la oportunidad de verlos... He visto a Love of Lesbian dos veces, The Swell Season una, The Sounds, Crystal Castles y por último The Tallest Man on Earth, ayer.

De estos conciertos no todos me han dejado con la misma sensación... Los ha habido que me han decepcionado, otros que me han hecho redescubrir el grupo o los que han sabido expresarse perfectamente. Ayer fue increible. Después de un día muy largo me dirigí a Poblenou dispuesta a pasarme las horas que tocara de pie para poder escuchar a Kristian Matsson en directo.

Su música, sobre todo la que es muy muy triste, ha sido de las que me han tocado más profundo. Puede que porque lo descubrí en una época triste y difícil o porque es lo que dice su voz, pero canciones como Kids on The Run después de eso tardé seis meses en poder volver a escucharlas porque me hacían sentir demasiado miserable. Además no sé exactamente porqué pero creo que refleja en sus letras (las que se consiguen entender) exactamente lo que es Suecia para mi: Paisajes que abruman, naturaleza profunda, tranquilidad y reposo, además de que él viene de una zona bastante cercana a la zona de la que es mi familia, entonces intuyo que las percepciones no van del todo mal encaminadas.

Cuando Alba, una amiga de la universidad, me dijo que venía a Barcelona otra vez no lo dudé ni un segundo y antes de saber con quien ir compré la entrada. Picó un poco pero bueno, esas cosas a veces no se cuestionan. Además era la oportunidad perfecta... en una sala poco conocida en el casino de la Rambla de Poblenou, antes de que crezca tanto como Bon Iver y pierda la esencia, pudiendo estar sentada... fue todo un acierto.

No decepcionó ni un poquito. Su extraña personalidad acompañó la velada perfectamente y hubo rachas de canciones en las que no pude dejar de llorar. Al salir de la sala Alba me preguntó que me había parecido y todavía me faltaban palabras. Ahora lo veo un poco lejos, las sansaciones no están igual de frescas y me cuesta expresar lo que significó exactamente en ese momento, pero es un momento y unas sensaciones que me guardo para mi, que ya nadie puede quitarme.



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