El martes hizo muy muy buen tiempo y me pasé el día tomando el sol en tejanos viendo a niños escoceses locos bañarse. Terminé de leer El inmoralista, que desafortunadamente me dejó bastante indiferente... La sensación que me dan muchas novelas cortas existencialistas es que primero piensan en la idea de fondo y difícilmente dan con una historia lo suficientemente profunda como para soportar esa idea y el resultado suelen ser un montón de relatos inconexos que pretenden reflejar la idea sin tener relevancia para la historia (que hasta entonces crees que existe pero que termina por no existir). El que mejor lo ha hecho para mi gusto es Camus en El extranjero, que tiene tanto una buena historia como filosofía.
En cualquier caso, tomé el sol, comí helado y paseé.
Ayer fui con Susana al Starbucks más bonito que he visto nunca, al que pretendo volver, así que ya me llevaré la cámara, luego hicimos una cena improvisada (con aceite de oliva... ñammm) y salimos a tomar algo al pub más cercano, en el que parece que el aire no corra porque se lo traga todo la moqueta...sonó esta canción y me entró una nostalgia super fuerte de volver a tener 14 años y esforzarse por conocer música buena... pero se me pasó cuando terminó la canción...menos mal.
Y hoy, dos de agosto, me he decidido por reanudar la natación, así que me he ido a nadar aprovechando que la mami iba a ir al gimnasio y yo me tenía que quedar con la bebé. Qué gusto notar todos los musculos estirarse...
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