Tuesday 26 March 2013

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¿Sabéis cuáles son esos días en los que las ideas corren sin cesar por tu mente? Son ideas inacabadas, prototipos de ideas si queréis. Esos días en los que volvéis a pensar que todo es posible y que podéis ser cualquier cosa que os propongáis, hacer lo que más os apetezca y tener éxito en ello. Esos días en los que recordáis mil libros que queréis leer y no habéis tenido tiempo y pensáis que el momento se está acercando, mil películas, mil hobbies, mil cosas que dejastéis colgadas y queréis retomar. 

De repente, esas ideas inacabadas parecen las más coherentes, las más acertadas y el camino, que de estar en una película de dibujos animados deberíais tomar ante una disyuntiva, se muestra como si hubiera estado siempre allí pero lo hubieramos olvidado. Sentís como en vuestra cabeza esas ideas ya habían sido formadas con anterioridad pero están difusas, olvidadas y sentís como con el esfuerzo de volver a pensarlas cada vez se hacen más claras. Son los días en los que sentís que por fin habéis despertado de nuevo y os acordáis de todo aquello que de lunes a viernes se os olvida que os encanta y a lo que no le habéis dedicado el tiempo suficiente.

Y en realidad, aunque parece un momento precioso porque os sentís vosotros mismos de nuevo, es una sensación horrible porque os preguntáis porqué solo hay momentos así de claridad de vez en cuando y no puede ser todos los días. ¿Por que no siempre podemos apreciar los pequeños detalles que nos rodean, no podemos tener las cosas claras, las ideas en su sitio, las prioridades ordenadas? ¿Por que no todos los días nos sentimos vivos? ¿Por que nos permitimos vivir por inercia y cumplir nuestras obligaciones sin preguntar?

Puede que no se pueda o puede que sea demasiado incómodo vivir constantemente con mil sueños que sabemos que no podemos abarcar en una vida... Pero no importa porque cuando la claridad llega, te esfuerzas por recordar cada una de las cosas que habías olvidado y piensas que esta vez si la mantendrás en la memoria viva y empiezas a hacer todo lo que tenías pendiente... te apuntas a un curso, retomas un idioma que estabas aprendiendo, lees un libro que hacía tiempo que querías leer, escuchas música sin parar y, en general, enriqueces el alma. Y aunque a veces esto solo dure unos días o unas semanas en realidad nos esforzamos siempre por renovarnos, aunque todo el ciclo tome su tiempo...

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