Saturday 5 May 2012

Juego de rol


Lo más remarcable e impactante de esta semana sucedió el jueves durante la huelga de estudiantes. Decidí no participar en ella por varios motivos, pero mi intención no es remarcarlos ni posicionarme ya que es algo demasiado controvertido como para tomar una posición que no sea inmutable (puede que no estuviera a favor de esta huelga, pero eso no significa que no crea en lo que reclama ni que no vaya a participar en ninguna otra protesta). De lo que sí quería dejar constancia era de lo desmesurado que me pareció el despliegue policial durante esa jornada y la que la precedió (ésta con motivo de la cumbre del Banco Central Europeo) y hacer hincapié en esta realidad.



Empezando en mayo del año pasado aproximadamente, durante los inicios del movimiento indignado, la presencia policial en cualquier tipo de evento de protesta ha estado latente. Entre ellos se puede destacar el desalojo de Plaza Cataluña, la represión de las protestas en el Instituto Luis Vives en Valencia, la Huelga General del 29-M y muchos otros que han tenido menos resonancia en los medios, pero que no por ello son menos importantes ni menos criticables, más bien al contrario

Desde el nombramiento de Felip Puig como Conseller d'Interior las declaraciones públicas propias de un régimen totalitario y policial han ido en aumento. Entre ellas está la sentencia de Puig que aseguraba que iba a ir r “hasta donde la ley permite, y un poco más” para acabar con las protestas sociales en su Comunidad Autónoma o la declaración de David Piqué, un alto cargo de los Mossos de Esquadra diciendo que aquellos que pretenden destruir a través de la violencia el modelo de sociedad elegido democráticamente "lo van a pagar caro". "Se pueden esconder donde quieran, porque les vamos a encontrar. Ya sea en una cueva o en una cloaca, que es donde se esconden las ratas, o en una asamblea, que no representa a nadie, o detrás de una silla de una universidad".

Asimismo, la prohibición de convocar "manifestaciones violentas por Internet o por cualquier otro medio de comunicación", pasando a ser considerado delito de integración en organización criminal" por alterar "gravemente el orden público" y la creación de una web de delación con el objetivo de identificar a los responsables en los daños al mobiliario urbano durante la última huelga general evidencian dos cosas. La primera es la ambigüedad de los términos empleados por las autoridades. ¿Qué entendemos exactamente por orden público? ¿Quien tiene derecho a juzgar cuando hay orden público y cuando no? Y lo mismo con "manifestaciones violentas" o "guerrillas urbanas"... La segunda es que estos sucesos suponen una violación grave camuflada de nuestros derechos que no deberíamos permitir. Estas acciones pretenen, entre muchas otras cosas, que adoptemos las políticas de "delata a tu vecino" de los regímenes dictatoriales y criminalizar el derecho a manifestarse y a la libre expresión.

El jueves, se decidió que la manifestación terminaría en el Campus de la Ciutadella de la UPF, por lo que el rectorado, por medidas de seguridad, decidió cerrar el campus. Acto seguido empezaron a llegar furgones blindados que rodearon todas las salidas de la manzana en la que está la universidad (y en la que, solo como curiosidad y para pensar un poco en ello, también hay un colegio de primaria), ambulancias y policias secreta vestidos de paisanos (varios de ellos guardándose la identificación que llevan en el brazo en las mochilas o los bolsillos... hasta había un helicoptero sobrevolando la ciudad ese día... 


 Al ver las ambulancias y tantos policias unos compañeros y yo nos asustamos y pensamos que estaba pasando algo grave, por lo que decidimos volver a la universidad porque si hay algo que nos enciende, estemos a favor o no de la protesta, es la policia... Resulta contradictorio, ¿no?  Agentes del orden público destinados a protegerte te causan más repulsión y rechazo que los alteradores del orden público... En cualquier caso, cuando llegamos a la universidad había como mucho 200 estudiantes, sentados, charlando en la puerta de la universidad de la forma más pacífica.

Imágenes de antidisturbios disparando pelotas de goma a la cara, deteniendo a menores de edad, encarcelamientos preventivos más largos de lo que la ley permite o la presencia de furgones blindados en las ciudades o saber que a menudo nos encontramos con miembros del cuerpo policial sin número de identificación son hechos que se repiten desde hace un año de forma reiterada.

Un año es un tiempo excesivo en un régimen democrático para que situaciones como éstas estén presentes en nuestro día a día. Hay muchísimo que cambiar aquí y visiones muy diversas de cómo deben ser los cambios y hacia donde queremos ir, pero creo que algo en lo que todos estamos de acuerdo, y que no necesita ni ser puesto en duda, es que todos queremos vivir en un Estado libre en el que no temamos ir a clase un día de huelga por miedo a los antidisturbios, en el que nuestros padres no tengan que temer por nosotros si vamos a una asamblea a ejercer nuestros derechos... Todo esto no está bien y se me ocurren, así sin mucha reflexión, varias cosas que pedir: 
 La dimisión de Felip Puig, para empezar. Un reestructuramiento del cuerpo policial de los Mossos de Esquadra en Cataluña (unos exámenes psicológicos más exigentes,  la prohibición de las pelotas de goma, que no se apruebe la petición de Puig para comprar tanques de agua a presión...) y mayor control de la acción policial (números de identificación visibles, caras visibles, juicios a aquellos que actuan con brutaliadad...), por ejemplo.

Fuentes: una, dos, tres, cuatro y cinco.

2 comments:

  1. Esta molt bé que mostris la teva indignació i el teu malestar.. i encara més que presentis propostes com fas al final. Però aqui ningú no regala res.. o defensem els nostres drets o ningú ho farà per nosaltres.. i no es tracta de reclamar-los i si no ens els donen lemantar-nos, es tracta de prendrel's d'aquells que ens els han robat (perdona si m'he embolicat molt..xd).. Que les paraules no ens eximeixin de l'acció ;)!!

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  2. A mí personalmente me resulta también bastante preocupante ver cómo día a día los medios con los que se dotan los antidisturbios son más y más agresivos. (Y por cierto, no tenía ni idea de lo de los tanques de agua a presión). Sin embargo, yo seguiré defendiendo la resistencia pacífica y las manifestaciones no-violentas.

    Si observamos la reacción social que tuvo el desalojo de Pl. Catalunya el año pasado, por ejemplo, resulta evidente que la actuación de la Conselleria de Interior quedó totalmente deslegitimada. Al igual que ahora se alzan muchas voces críticas ante el despliegue desmedido de miembros de los cuerpos de policía en estos últimos días.

    Como leí hace menos de un año en una pancarta durante la acampada de Barcelona "Cada golpe de porra nos indigna aún más".

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