Finalmente he encontrado el momento para ver Breathe in, la nueva película de Drake Doremus. Después de ver Like Crazy y vivir semanas con el corazón encogido de lo bonita y perfecta que era, estaba ansiosa por ver su nuevo trabajo que tenía todos los ingredientes para ser igual de buena: mismo director, mismo estilo de fotografía y Felicity Jones. No sé si ha sido por tener las expectativas tan altas o por la superficialidad de la historia al tener una trama TAAAN común, pero no le llega ni a la suela del zapato a sus obras anteriores.
La película se estrenó el año pasado y narra la historia de una estudiante de intercambio inglesa que va a pasar un semestre a Estados Unidos viviendo con una familia (sí, para los que hayan visto Like Crazy ya hay guiños a su desarrollo) y la relación adultera que tendrá con el padre de esa familia. La protagonista, la bella y delicada Felicity Jones, hace de estudiante de intercambio, llega a una familia americana de apariencia bastante ideal. El padre, un professor de piano, vive abrumado por el paso del tiempo, las oportunidades perdidas y el descontento que siente con su vida. Su esposa, una coleccionista de cajas de galletas que luego vende, a mi parecer retrata a una mujer en sus cuarenta, conformista y satisfecha con la tranquilidad de la vida sin retos ni inquietudes. La hija, una chica adolescente de diecisiete años, de apariencia infantil e inmadura sin demasiadas preocupaciones más allá del coche que quiere recibir como regalo para su cumpleaños y gustarle al chico que le gusta.
Cabría esperar que detrás de la historia hubiera un tema, unas preocupaciones y unas inquietudes que unieran a los personajes en su tragedia, pero no es tan aparente como cabría esperar. Cada uno vive ensimismado en su mundo de preocupaciones, sin un enlace aparente con las de los demás. También parece que el hilo conductor va a la música y la profundidad de los artistas y superficialidad de los demás, pero tampoco parece que vaya por allí, así que para cuando termina la película solo parece que sea un episodio desafortunado en la vida de una familia.
Lo mejor de la película, de nuevo, es la fotografía, dulce, cálida y sensual, pero sin ser empalagosa. También llega a ese nivel la banda sonora, que tiene un gran papel en la historia. Felicity Jones es siempre un punto positivo para las películas, aunque en ésta me parece que se queda algo corta e inconexa. Además, las gafas de Guy Pearce son lo mejor, una lástima que sus ojos se vean tan cansados, pequeños y poco expresivos bajo ellas, aun que el contraste con los de ella es un toque brillante.
¿Lo peor? Supongo que la historia, que no deja de ser "Albatross meets Stoker meets American Beauty" y que resulta hasta descarado teniendo en cuenta que Felicity Jones también actúa en la primera. Podría haber sido desarrollada mucho mejor pero no y el resultado son solo una serie de escenas enternecedoras, sin estar bien conectadas del todo y de desenlace bastante predecible. Tal vez la escena que más sorprende y enamora es la escena en la que Felicity Jones va a la clase de piano del padre y toca, que a mi parecer es el punto en el que la protagonista pasa de ser una adolescente típica, guapa, que hará que el padre se sienta atraído, a ser un personaje más completo y redono que puede aportar más a la historia. Pero no. Es más, al final de la película ni siquiera parece que sea ella la protagonista, sino el padre.
Para quien no haya visto nada de Drake Doremus, Like Crazy es una obra maestra y está entre mis películas favoritas y para quien sí y no haya visto esta, tampoco valía la pena esperar dos años para verla. Esperaremos a la siguiente.
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